Pequeños Cambios, Gran Impacto
Mary's Meals: Cómo llegamos a los niños más vulnerables
Servimos a más de 2,4 millones de niños cada día escolar en 18 países de todo el mundo
Durante más de dos décadas, nuestro programa de alimentación escolar ha generado un cambio real y palpable en algunas de las comunidades más pobres y vulnerables del mundo, ayudando a una generación de niños a construir un futuro más allá de la pobreza.
Nuestras comidas nutritivas se sirven a más de 2,4 millones de niños cada día escolar en 18 países de todo el mundo. No hay dos contextos iguales, pero las comunidades con las que trabajamos son todas cuidadosamente seleccionadas como lugares de gran necesidad, donde factores como la pobreza extrema, los conflictos y los problemas relacionados con el clima elevan las tasas de desnutrición infantil y dificultan el acceso a la educación.
Haití, Liberia y Sudán del Sur son sólo algunos de los países en los que nos movemos en entornos difíciles para ofrecer a los niños la esperanza de un mañana mejor mediante la promesa de una comida diaria en la escuela. Con demasiada frecuencia, la comida que los niños reciben de Mary's Meals en la escuela es el único alimento que comerán en un día, por lo que nuestro enfoque de la alimentación escolar está diseñado para garantizar que podamos llegar a los niños en las zonas donde las comidas escolares pueden marcar la diferencia.
Los niños están en el centro de todo lo que hacemos en Mary's Meals, y nuestro movimiento -una familia global con una firme determinación de éxito- se esfuerza por proporcionar comidas escolares diarias, promoviendo el acceso a la educación de los más vulnerables. En todas las escuelas donde se sirven nuestras comidas, todos los niños reciben la misma comida y nadie se queda fuera. Este enfoque fomenta la inclusión y la igualdad entre los niños de las comunidades; hemos sido testigos de cómo alumnos de facciones enfrentadas en Sudán del Sur se reunían para comer la misma comida y de cómo algunos de los niños más pobres de la India -que de otro modo nunca habrían pisado un centro educativo- disfrutaban de la oportunidad de aprender.
Comunidades vulnerables en un mundo asolado por el hambre y la inseguridad alimentaria
Nos guiamos por la necesidad y nos comprometemos a apoyar a los niños que viven en algunos de los contextos más difíciles, inestables y con mayor precariedad alimentaria del mundo. Aunque la idea de servir comida en un lugar de educación es sencilla, llevar las tan necesitadas comidas escolares a algunos de los niños más vulnerables del mundo es una operación compleja. Decidir con qué comunidades trabajar implica muchas reflexiones y medidas, por lo que contamos con un sólido proceso para guiar las decisiones que tomamos.
Para determinar dónde se servirán nuestras comidas, primero identificamos los países donde los niños sufren altos niveles de pobreza, inseguridad alimentaria y malnutrición, y donde también hay bajas tasas de escolarización. A continuación, evaluamos si nosotros, como organización mundial de alimentación escolar, disponemos de los medios para suministrar la alimentación en los colegios de forma segura y si existe una cadena de suministro fiable que nos permita abastecernos de los alimentos y suministrar las comidas de forma coherente y eficiente. También se tienen en cuenta los programas de alimentación gubernamentales y no gubernamentales que ya están en marcha, y si nuestro programa encajaría en un contexto en el que ya exista alguna intervención.
A nivel local, una vez que nuestras comidas se sirven con éxito en un lugar de educación, canalizamos nuestros esfuerzos para llegar a todas las escuelas de la misma zona, si existe la necesidad. Este enfoque garantiza que los niños puedan asistir a su centro educativo más cercano y no se vean arrastrados a una escuela más lejana a causa de las comidas (lo que puede sesgar las matriculaciones y ejercer presión sobre los profesores y los recursos de las escuelas con exceso de alumnos).
Junto a estas actuaciones meticulosamente planificadas está nuestra voluntad y capacidad de responder a la necesidad inequívoca que se nos presenta. Y de vez en cuando surgen situaciones puramente fortuitas. Durante un viaje a Malawi hace algunos años, el fundador de Mary's Meals, Magnus MacFarlane-Barrow, fue invitado por un club juvenil local a escalar una gran montaña -llamada Chaoni Hill- el domingo de Pentecostés. Tras horas de escalada, llegaron a un pueblo con una iglesia a la que acudían personas de todas las culturas y confesiones para celebrar juntos. Se corrió la voz de la llegada de Magnus y, al salir de la iglesia, fue recibido por varios cientos de personas en un campo de fútbol, algunas de las cuales viajaron desde la montaña vecina para asistir. Los miembros del grupo explicaron que en los pueblos de los alrededores vivían unas 5.000 personas y que más de 900 niños asistían a la única escuela. Como Magnus había visto tantas veces en sus viajes, la pobreza y el hambre provocaban el abandono escolar; una clase de más de 100 niños se había reducido a sólo 13.
Magnus se dirigió a la concurrencia explicando las largas listas de espera de colegios para participar en el programa de alimentación Mary's Meals. También preguntó cómo sería posible transportar los alimentos montaña arriba para servir la comida, ya que la carretera más cercana estaba a cinco kilómetros. Su respuesta inmediata fue que llevarían la comida desde un pueblo al pie de la montaña si Mary's Meals podía entregarla allí para sus hijos. En poco tiempo, las mismas personas decididas de la comunidad de Chaoni estaban hicieron precisamente eso: hombres y mujeres colaborando con Mary's Meals, ofreciendo voluntariamente su tiempo y cargando sacos de grano montaña arriba para cocinar y servir a sus hijos una comida vital cada día de colegio mientras aprenden.
El papel esencial de nuestros socios
En países como India, Ecuador, Siria, Madagascar y Yemen, nuestras comidas se sirven a los niños a través de nuestra red mundial de socios nacionales. Estas organizaciones especializadas conocen las dificultades geográficas y las dinámicas políticas y culturales de su zona y, por supuesto, son conscientes de que el hambre no es sólo el resultado de la pobreza, sino también un factor que contribuye al ciclo de la pobreza. Comparten su experiencia, sus conocimientos y sus relaciones, y facilitan el acceso a infraestructuras y personal, al tiempo que colaboran estrechamente con nosotros para garantizar que el programa se ejecuta de acuerdo con nuestro enfoque y modelo. Su compromiso ayuda a que nuestro programa funcione y amplía el alcance de nuestras comidas mucho más allá de lo que sería posible de otro modo.
Feedback Madagascar y Money for Madagascar (MfM) sirven cada día nuestras comidas escolares a más de 88.000 niños en 533 centros educativos. Feedback Madagascar lleva más de 30 años trabajando con algunas de las comunidades más pobres del país insular y distribuye nuestras comidas a niños de escuelas de cuatro regiones: Amoron'i Mania y Haute Matsiatra, en el centro de Madagascar, y Vatovavy y Fitovinany, en el sudeste.
MfM es una organización benéfica que empodera a niños y familias y mejora los resultados educativos en las zonas rurales. Con su apoyo, nuestras comidas llegan a los escolares de la región de Itasy y de la capital, Antananarivo. Estos niños son especialmente vulnerables, ya que se enfrentan a amenazas constantes de condiciones meteorológicas extremas -ciclones, inundaciones y graves sequías en el sur-, además de no tener suficientes alimentos para comer.
Nuestro tercer socio en Madagascar, Grandir Dignement, desarrolla nuestro programa en un contexto muy especial para llegar a niños extremadamente vulnerables en centros de reclusión (y un centro de reinserción). Estos niños pueden tener hasta ocho años y viven en condiciones terribles a la espera de juicio. A menudo proceden de entornos muy pobres y están detenidos por delitos menores, como robar comida. Grandir Dignement lleva muchos años alfabetizando, enseñando aritmética y formación profesional a los niños presos, y antes de nuestra colaboración, el trabajo se veía obstaculizado por la falta de un suministro constante de alimentos para los niños en las instalaciones. Juntos estamos llevando esperanza a algunos de los niños más marginados de Madagascar, tanto en las escuelas como en los centros de detención, impulsando su aprendizaje y desarrollo incluso en los entornos más difíciles.
En la India, Mary's Meals alimenta las mentes jóvenes en algunos de los lugares más inesperados. Cuando pensamos en "lugares de educación", probablemente nos vienen a la mente las escuelas construidas para tal fin. Sin embargo, en la India hay centros de educación no oficial por todo el país, que dan a los niños huérfanos o abandonados de castas inferiores que viven en la pobreza la oportunidad de aprender y jugar con tranquilidad.
En un pueblo de Haryana (un estado del norte de la India que rodea Nueva Delhi) conocido como Slum Area Sector 7, escondido entre una colección de casas hechas de plástico y cartón, los niños se reúnen bajo una lona instalada en un descampado y aprenden el alfabeto hindi. Los voluntarios de Mary's Meals cocinan en un orfanato cercano sus ansiadas comidas, que llegan en ollas metálicas a la carretera principal. Los niños agradecen la entrega de la comida y regresan a la tienda para comer. En el campo de Uttar Pradesh, los niños se congregan en un centro que funciona bajo un refugio de paja unido a una casa para aprender y disfrutar de la comida de Mary's Meals. Cuando Magnus MacFarlane-Barrow, CEO y fundador de Mary's Meals, visitó el lugar hace unos años, fue recibido por un hombre cuyas tres hijas habían asistido al centro y luego se habían trasladado a escuelas públicas cercanas. Cada día escolar, más de 71.000 niños de escuelas y centros de educación no oficial de la India reciben Mary's Meals gracias a la labor de BREAD, nuestro socio local desde hace muchos años.
Las personas son la clave de nuestro éxito
Detrás de nuestro firme compromiso con la alimentación escolar hay decenas de miles de personas que llevan a cabo pequeños actos de amor y hacen realidad nuestra visión: que cada niño reciba una comida diaria en su centro educativo. Mucha gente en todo el mundo desempeña su papel haciendo cosas diferentes, uniéndose para hacer realidad algo realmente asombroso.
La implicación de la comunidad es fundamental para el funcionamiento de nuestro programa y para el servicio de nuestras comidas. El primer paso para llevar nuestro programa a un nuevo lugar es una conversación entre la comunidad, la escuela y Mary's Meals, para esbozar las funciones y responsabilidades de cada parte y garantizar que los cometidos estén claros. Esta asociación a tres bandas moviliza a padres, abuelos, profesores, vecinos y población local para que lleven a cabo la actividad cotidiana de entrega de nuestras comidas en las escuelas.
Mary's Meals está siempre a mano para proporcionar apoyo, formación y supervisión y para organizar el suministro de los ingredientes básicos necesarios para producir las comidas, pero el servicio de comidas todos los días escolares es posible gracias a la participación y el compromiso a largo plazo de las comunidades que impulsan nuestro trabajo. En las zonas de más difícil acceso, es la labor de nuestras organizaciones asociadas, cuyos equipos trabajan con las comunidades locales y voluntarios para servir las comidas en nuestro nombre.
En todo el mundo nos respalda un poderoso movimiento global de personas. Personas que consiguen fondos, voluntarios y simpatizantes comparten su dinero, su tiempo, sus habilidades y sus oraciones para desempeñar su papel en nuestra labor. Las muchas y variadas cosas que hacen en nuestro nombre son increíbles: recoger y conseguir fondos que cambian vidas, planificar todo tipo de actividades y eventos de sensibilización y utilizar sus propios talentos y redes para difundir nuestro trabajo.
Con el generoso apoyo y la dedicación de personas que comparten nuestra visión, seguiremos caminando juntos, llevando comidas escolares esenciales a niños vulnerables que viven en algunas de las comunidades más pobres del mundo. Todos podemos contribuir a construir un mañana mejor y, en un mundo en el que los niños siguen pasando hambre y no van a la escuela, debemos hacerlo.