Pequeños Actos de Amor
Las ganas de vivir de la abuela Alice
La abuela Alice tiene la energía de una mujer joven: cuida de su familia, cultiva la tierra, mantiene la casa y, aun así, encuentra tiempo para trabajar como voluntaria en Mary's Meals cada semana para que los niños de su comunidad estén bien alimentados y puedan concentrarse cada día en la escuela.
Cuidar de los demás es instintivo para la abuela Alice, madre de seis hijos en Zambia, que vive con su marido y sus cinco nietos y aún encuentra tiempo para trabajar como voluntaria en Mary's Meals. Como matriarca de su familia, la abuela Alice se levanta antes del amanecer para asegurarse de que los miembros de su familia tienen comida suficiente para seguir adelante, y de que los niños asisten cada día a la escuela local.
Como miembro voluntario del Comité Escolar de Salud y Nutrición de la Escuela Primaria de Mnkhanya, la abuela Alice visita la escuela una vez a la semana para supervisar a quienes preparan las comidas de Mary's Meals. Alice también está siempre dispuesta a turnarse en la cocina de la escuela si alguna de las voluntarias no puede realizar sus tareas como cocinera.
"Siempre estoy preparada para cocinar para los alumnos yo sola", nos cuenta. "Mi jornada empieza a las 05:00 de la mañana y, durante la temporada agrícola, me levanto incluso antes para ir al campo con mi marido. Limpio la casa, lavo los platos y salgo para la escuela hacia las 06:00".
"Cuando llego a la escuela, mis compañeros voluntarios y yo nos repartimos el trabajo para que la comida esté lista a tiempo. Uno va a buscar agua, otro barre la cocina y el último corta los troncos en trozos más pequeños para que quepan en el fogón. Todo está listo entre las 07:30 y las 08:00, y entonces empezamos a preparar las gachas".
Mientras las gachas se calientan, la abuela Alice y sus compañeras voluntarias se toman un pequeño respiro para charlar y ponerse al día. "Pero no hablamos mucho rato, porque hay que remover las gachas una y otra vez", explica. Y luego volvemos al trabajo para verter las gachas recién hechas en los cuencos, listas para servir a los niños que esperan ansiosos su comida de Mary's Meals.
La abuela Alice termina su jornada en la cocina de la escuela limpiando las ollas, lavando su delantal y barriendo la cocina, asegurándose de que el espacio esté impecable para los voluntarios del día siguiente.
"Disfruto mucho con mi trabajo de voluntaria. Las gachas ayudan a los niños a mantenerse activos en clase. Gracias a estas gachas, mis nietos ya no me piden dinero para comprar comida en el colegio, y ya no me preocupa que no coman porque sé que comerán en el colegio. Espero que mis nietos reciban una educación y puedan cuidar de sí mismos... ¡y de mí, su anciana abuela!".