¡Felices Pascuas!

Queridos todos

En mi último mensaje de diciembre escribí que '....necesitamos algunos milagros. Pero en el contexto de Mary's Meals eso no es una expresión de desesperación, sino de esperanza'.

Como sabéis, nuestra situación en ese momento era quizá más difícil que ninguna otra que hayamos vivido antes. La posibilidad de que no pudiéramos cumplir nuestra promesa a todos los niños era muy real.

En este tiempo, hemos visto cómo ocurrían cosas asombrosas. En toda la familia Mary's Meals, la gente ha trabajado más duro que nunca por esos niños. Se han impulsado nuevas ideas y mejores formas de trabajar. Y muchos han rezado de manera muy especial para que Dios nos proporcione una vez más, a nosotros y a los niños hambrientos a los que servimos, lo que necesitamos. En respuesta, hemos visto una nueva avalancha de donativos de nuestros donantes, incluido el mayor donativo que hemos recibido en nuestra historia. Ese donativo lo hizo un hombre que sencillamente quería ayudarnos a seguir alimentando a los niños en estos momentos: un hombre discreto que desea permanecer en el anonimato y que no busca agradecimientos ni aspavientos. Para mí es un milagro, uno que estábamos necesitando y pidiendo a Dios. Un milagro que nos recuerda que hoy confiamos en la providencia de Dios tanto como siempre, y/o que nos recuerda que confiamos en la sorprendente bondad de quienes nos apoyan tanto como antes. Y todo esto es posible, como de costumbre, gracias a vuestro increíble trabajo, y os doy las gracias por ello. 

Aunque este es un "mensaje de Pascua", es demasiado pronto para felicitar la Pascua: no podemos celebrar realmente la Resurrección antes de que hayan pasado los hechos del Viernes Santo, mañana. Y del mismo modo, incluso teniendo en cuenta todas las buenas noticias anteriores, aún es demasiado pronto para afirmar que nuestros problemas financieros han desaparecido. La amenaza concreta de tener que cerrar algunos programas se ha disipado, pero aún queda mucho trabajo por hacer, y mucho por crecer, para salir de esta situación y volver a estar en condiciones de considerar la posibilidad de ampliar nuestro trabajo al próximo niño que espera. Pero los acontecimientos de los últimos tres meses nos dan una gran esperanza: hemos vuelto a ver la prueba de que, en el contexto de Mary's Meals, nuestra necesidad de milagros (independientemente de cómo los veamos desde la perspectiva de nuestras creencias personales) "no es una expresión de desesperación, sino de esperanza".

Y así, mientras nos preparamos para la Pascua, la mayor celebración de la Esperanza, os doy las gracias a cada uno de vosotros por vuestra dedicación y sacrificio personal. Os doy las gracias por ser fieles servidores de la esperanza.

Que Dios os bendiga

Magnus